¿Quién te acompaña?
Estudié una primera carrera que me llevó a un mundo laboral que no reconocía de ninguna forma como mío. Por suerte, años después, tras muchos esfuerzos, dificultades e incluso resistencias conmigo misma por seguir adelante, estudié psicología haciendo muy feliz a una niña que conocía muy bien.
Mi yo de tan solo 11 años fue quién expresó en un viaje familiar que de mayor sería psicóloga. No sé exactamente de dónde nació aquella idea, pero ahí estaba. Y lo tenía claro. Bueno, debo reconocer que por aquella época mi mini-yo también quería ser veterinaria, pero ese sueño lo transformé siendo casa de acogida. De hecho, en la mayoría de fotos verás que no salgo sola, ya que estas imágenes son las que verdaderamente me representan. Al otro lado de esta pantalla no encontrarás a una persona que vista elegante. Gran parte de mi tiempo se invierte en rescatar, rehabilitar y dar en adopción animales abandonados y/o maltratados. Así es como cumplí mi otro sueño y mantengo la promesa que le hice a esa niña de 11 años.

Aunque lo que ves no sea exactamente lo que se espera ver en una web de psicología, mi respeto por la psicoterapia va mucho más allá de la imagen y creo que acompañar a las personas en momentos de vulnerabilidad es uno de los retos más maravillosos del mundo. Ser testigo del dolor y de la transformación de otro ser humano, para bien y para mal, es prácticamente imposible de describir con palabras, solo se puede sentir y acompañar. A este lado de la pantalla vas a encontrar a alguien que siente profunda admiración por las personas que son capaces de pedir y aceptar ayuda. Yo la pedí, y aunque no sea necesario entrar en detalles por esta vía, entiendo lo que supone atravesar problemas de salud mental. Créeme, te entiendo.









Un día, mientras una veterinaria maravillosa cosía una herida a un perro le expresé toda mi admiración hacia su trabajo y su persona. Su respuesta fue: «nosotros le curamos el cuerpo, pero vosotros le curáis el alma». Aquello me dejó sin palabras. Y creo que esa idea tan bonita que me dijo puedo aplicarla hoy en mi propia vida profesional.
Soy muy afortunada.
Toda esta historia hace que me encante conocer a familias multiespecie. Si en tu familia hay integrantes de cuatro patas, por favor, cuéntamelo el primer día porque ellos serán una prioridad más. A veces resulta complicado expresar el nivel de amor que sentimos por nuestros compañeros peludos a personas que no lo han experimentado y que quizá no pueden comprendernos de la forma en la que nos gustaría. Te prometo una cosa: te voy a entender. Mi corazón también se ha hecho pedazos y se ha reconstruido tras un duelo animal, ¡uno de los muchos duelos no autorizados en nuestra sociedad!
Además, aquí vas a encontrar a alguien que no trabaja en solitario, sino que hace su propio trabajo terapéutico para revisarse internamente y hace supervisiones con otros profesionales para revisar también lo externo. De esta forma se consigue verdaderamente que la terapia sea la más adecuada a cada paciente y sus necesidades, sin empañar el proceso con sesgos propios. Y si en algún momento del camino veo que no soy capaz de ayudarte, no dudaré en hablarlo contigo, derivar el caso y recomendarte al mejor profesional posible para ayudarte a que siempre estés en las mejores manos.
Para cerrar, y sabiendo que probablemente buscabas aquí conocer algo más sobre mi recorrido profesional, te cuento brevemente:
Estudié el Grado en Psicología con especialización en Psicología Clínica y de la Salud, y posteriormente completé el Máster en Psicología General Sanitaria. Fue un camino valioso, aunque con el tiempo sentí que la formación reglada me dejaba con más preguntas que respuestas. Enseña, sí… pero a veces se queda en la superficie.
Durante mi formación también tuve la oportunidad de colaborar en un centro con personas con autismo y en atención temprana, así como en un proyecto de terapia asistida con caballos dirigido a personas con discapacidad. Ambas experiencias fueron especialmente significativas para mí, tanto a nivel personal como profesional, y siguen influyendo en la forma en que acompaño hoy.
Por todo ello, desde entonces y hasta hoy, he continuado formándome de manera independiente, seleccionando con mucha atención cursos y enfoques impartidos por profesionales que realmente viven lo que enseñan. Esa búsqueda —más personal, más profunda— es hoy uno de los pilares que guían mi práctica: la actualización constante y el compromiso con un aprendizaje que no tiene final.
Además, me he formado como profesora de yoga y en mindfulness, porque creo profundamente que el cuerpo no es un mero acompañante del proceso terapéutico, sino una puerta de entrada. Escucharlo, integrarlo, cuidarlo… también forma parte de la experiencia que es vivir, y por supuesto del trabajo psicológico.
Hay muchas «yoes» en esta «yo» que te presento. Y confío en que surgirán muchas más.
¡Bienvenido/a!
Un abrazo 🖤




